La llamada Ortorexia consiste en llevar a cabo una alimentación muy selectiva y controlada pretendiendo supuestamente una nutrición lo más sana posible, pero de un modo obsesivo y exagerado.
Por ella se da prioridad a unos alimentos y se rechazan otros, según unos criterios que la persona ha adoptado en función de creencias en algunas teorías de la nutrición sana y que pueden ser de lo más variado.
Se puede querer evitar alimentos que contengan ingredientes o aditivos que no se creen convenientes, lo mismo que se buscan otros por contener los que sí se creen adecuados, según el criterio que el paciente haya decidido seguir. Los temas pueden ser los alimentos naturales, ecológicos, macrobióticos, veganos, la evitación de alimentos transgénicos, los muy procesados, o con contaminantes, pesticidas, aditivos, y un largo etc.
Más allá de lo acertado que pueda parecer este propósito de salud, lo que hace de estas conductas una patología es la exageración y simplificación con que se toman y el modo obsesivo como se realizan. A veces ni siquiera se siguen correctamente las ideas de las teorías adoptadas, resultando en la práctica una aplicación simplista o caprichosa de las mismas.
Estas conductas alteran la alimentación normal en toda una variedad de grados posible, que dan el nivel de gravedad del trastorno, y, además, se suelen presentar en períodos de diferente intensidad.
Comparte algunos síntomas con la Anorexia en la que es decisiva la cantidad de comida, mientras que aquí es la calidad la que acapara la preocupación. Suele ocurrir finalmente que el tema de la alimentación y el cuerpo se conviertan en el centro de la vida diaria, con el consiguiente descuido de otras facetas de la vida. Todo ello hace patente que el paciente tiene algún problema con su sentido de la realidad, y de su cuerpo en particular.